Unas sencilla receta con verduras que gustará tanto a pequeños
como a mayores. Cuesta mucho que los niños coman toda clase de verduras y a
veces una presentación “vistosa y golosa” hace que les entre por los ojos y
hace que al menos la prueben…que ya es todo un logro, jejeje.
Yo reconozco que tanto las espinacas como las acelgas no me
gustan mucho, pero las como porque son buenas y este tipo de recetas me
encantan porque es una forma de “enmascararlas” y se comen fácilmente…vamos que
soy como un niño, jejeje.
A ver qué os parece.
Ingredientes:
-
300g de espinacas congeladas.
-
1 cebolla pequeña.
-
200g de beicon cortado a tiras.
-
2 masas de hojaldre (mejor si es cuadrado).
-
Aceite de oliva y sal.
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º.
Vertemos las espinacas en un cazo con agua hirviendo, cuando
estén descongeladas colamos y dejamos escurrir.
Ponemos una sartén al fuego con 2 cucharadas soperas de
aceite de oliva.
Añadimos la cebolla cortada fina y el beicon, sofreímos.
Cuando lo hayamos sofrito un poco agregamos las espinacas, salamos al gusto y
dejamos hacer hasta que las espinacas suelten toda el agua. Tiene que quedar
sequito.
Extendemos el hojaldre y lo cortamos en cuadrados. De cada
lámina saqué 6 cuadrados. En total 12.
Untamos con mantequilla 2 moldes para magdalenas (como los
de la foto).
En cada cuadrado ponemos 2 cucharadas soperas de la mezcla
de las espinacas y la ponemos en los moldes, no hay que darle forma, al caer se
hace por sí sola, jeje.
Metemos en el horno unos 15 minutos o hasta que el hojaldre
esté hecho.
Sacamos del horno y dejamos enfriar un poco antes de
desmoldar.
Y ya estarían estos pastelitos salados, estaban riquísimos,
hasta mi hijo comió, ¡¡sorprendente!! y eficaz la receta, jajajaja.
Besos.
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